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El futuro del hogar en Chile
Vie, 03/05/2024 - 08:00

Maximiliano Vega

Maximiliano Vega
Maximiliano Vega

Gerente Comercial de Axionate

El mercado inmobiliario chileno ha sido testigo de un constante cambio de dinámicas, y la falta de educación financiera ha sido un obstáculo significativo para muchos aspirantes a propietarios. Aunque las estadísticas revelan que una considerable proporción de la población duda de su capacidad para acceder a un crédito hipotecario, la realidad es que existen múltiples vías y estrategias para alcanzar este objetivo.

El desafío radica en aprovechar estas oportunidades de manera eficiente y efectiva.

La ley de oferta y demanda es una fuerza determinante en el mercado, y en sectores clave como la construcción y la inmobiliaria, surgen ofertas atractivas que incentivan a los consumidores a actuar.

Por ejemplo, algunas empresas permiten acordar el pago del pie en hasta 60 cuotas, sin necesidad de contar con un capital inicial, asegurando al mismo tiempo el valor del producto al momento de solicitar el crédito hipotecario. Este cambio en los métodos de financiamiento contrasta con la experiencia de generaciones anteriores, que solían ahorrar durante años para reunir el pie necesario para su primera vivienda.

Actualmente, diversos factores hacen que la inversión en propiedades sea especialmente atractiva. La cultura de inversión está en alza, con personas que adquieren múltiples departamentos y obtienen beneficios a través de rebajas tributarias y devolución del IVA, entre otros. Además, se desmitifica la noción de que las propiedades son vulnerables durante períodos de crisis económica, ya que la Unidad de Fomento (UF) actúa como un mecanismo de protección del patrimonio.

Sin embargo, tras el auge viene la calma, y las proyecciones indican que en 27 meses todos los proyectos disponibles se agotarán, dejando al mercado en un estado de escasez. Este déficit se debe en parte a la demora en la obtención de permisos de edificación más de 1.500 días en algunas municipalidades, lo que prolonga el tiempo de desarrollo de nuevos proyectos y contribuye a la acumulación de demanda reprimida.

Porque no es menor recordar, que la industria de la construcción e inmobiliaria es un pilar fundamental en la economía de Chile, genera empleo, impulsa la inversión y contribuye significativamente al Producto Interno Bruto nacional. El impacto que genera es transversal en otros sectores económicos y se transforma en un indicador clave del estado general de la economía del país.

Por tanto, es vital fomentar un entorno propicio para su desarrollo, promoviendo la inversión y la innovación, lo que no solo fortalecerá el sector, sino que también impulsará el crecimiento económico y el bienestar de la sociedad chilena en su conjunto.

En este contexto, el desafío para el mercado chileno tiene tres dimensiones principales. En primer lugar, es crucial mejorar la educación financiera de la población, difundir técnicas para facilitar el acceso a la información y su comprensión incluso desde pequeños.

Durante la última década, el crecimiento económico ha sido débil, con un promedio anual del 1.8%, lo que ha impactado negativamente en la distribución del ingreso y ha exacerbado la crisis del déficit habitacional, afectando a más de un millón de hogares.

Se requiere un mayor compromiso por parte de las instituciones financieras para apoyar a los aspirantes a propietarios, especialmente considerando los requisitos cada vez más complejos para acceder a créditos. La banca desempeña un papel crucial en el crecimiento económico de Chile, y las restricciones crediticias representan un obstáculo significativo para aumentar los ingresos de las personas y mejorar la distribución del ingreso entre la población.

El aumento de las tasas de interés ha afectado la demanda agregada, aunque su control y una eventual subida podrían equilibrar el mercado y estimular la expansión del crédito, lo que beneficiaría a los mercados, reduciría las tasas y aumentaría el consumo. Sin embargo, el comportamiento conservador de la banca(desde ya entendible), reflejado en el cierre de puertas ante un gobierno percibido como inexperto y poco técnico, ha contribuido a la situación actual. Pero es fundamental reconocer que la función primordial de los bancos es proveer fondos a los inversionistas a través de las colocaciones de las personas, por lo que es urgente poner en marcha a Chile y para ello se requiere una mayor participación y apoyo por parte de la banca.

Por último, el Estado debe desempeñar un papel activo como impulsor de políticas públicas que estimulen el mercado y proporcionen herramientas para todos los actores involucrados.

La situación actual, así como la crisis financiera de 2008, han demostrado que después de cada crisis, el mercado y las industrias y las compañías que logran soportar el chaparrón emergen revitalizadas y más robustas que antes. Este ciclo económico es una oportunidad para algunos de obtener altos dividendos al aprovechar las oportunidades disponibles, mientras que, para otros, representa un desafío mayor en términos de exigencias y montos por parte del mercado.

En última instancia, el éxito en el mercado inmobiliario chileno dependerá de la capacidad de los actores involucrados para adaptarse y aprovechar las oportunidades emergentes.